Sobre Martin

Martin es el fundador de una empresa que tiene un impulso constante hacia el éxito; no es de extrañar que le guste tanto el hockey sobre hielo.

¿Empezaron en un garaje, como la mayoría de las nuevas empresas?

Sí, en 1992 había un garaje. Todo sucedió paso a paso; me refiero al cambio al software. Empezamos vendiendo pequeñas impresoras multifunción y queríamos ofrecer a nuestros clientes algo más. En aquella época, todos los sistemas disponibles en el mercado eran caros e inflexibles, en su mayoría diseñados sólo para grandes empresas. Queríamos satisfacer a todo el mundo, desde las empresas más pequeñas a las medianas, pasando por los gigantes con decenas de miles de empleados. Con MyQ lo hemos conseguido.

¿Esperaba que MyQ se convirtiera en una empresa tan grande y de alcance mundial?

Desde luego, no contaba con ello. El software MyQ se desarrolló principalmente para las necesidades del mercado checo. Pero la demanda empezó a llegar desde el extranjero y tuvimos que reaccionar rápidamente porque crecíamos con rapidez. Hoy nuestros sistemas están implantados en más de 80 países y hemos recibido comentarios positivos, lo que me complace.

Todos en la empresa te llaman visionario.
¿Cuándo despertó del todo tu visión?

Nunca he cultivado una visión de mí mismo, pero siempre he entendido intuitivamente lo que hay que hacer. Más o menos todo se basa en que he sido capaz de empatizar con las necesidades del cliente y he intentado hacerlo todo mejor; más inteligentemente. Mi misión siempre ha estado vinculada a la automatización. Como programador y típico informático perezoso, siempre me he sentido motivado porque no quería hacer tareas administrativas o aburridas. Nos esforzamos por centrarnos en las cosas que se pueden automatizar y que pueden conceder a la gente más tiempo y una vida más fácil.

Además de su familia y el hockey sobre hielo, ¿qué otras cosas llenan
su tiempo libre? ¿Por qué el hockey y no otros deportes?

Bueno, siempre estuve absolutamente preocupado por el trabajo. También llenaba mi tiempo libre con trabajo; todo estaba entremezclado. Antes era sólo trabajo, seguía la familia y algunas aficiones. Ahora intento separar más el trabajo del ocio. Me metí en el hockey a través de mi hijo, cuando empezó a entrenar en serio en el club. Siempre me ha gustado patinar, así que mis hijos y yo formamos un equipo MyQ. El hockey es una herramienta ideal para relajarse del trabajo y el estrés; un deporte estupendo para unir al equipo. Lo disfrutamos mucho.

Usted conduce un Tesla puramente eléctrico. ¿Se debe esto a sus ideas ecologistas o más bien a su admiración por las innovaciones tecnológicas?

En realidad, cuando me robaron el coche, ésta era mi única opción. En aquella época, todos los coches alemanes estaban sin motor debido a la locura que se había desatado en torno a las emisiones. Hacía tiempo que le había echado el ojo a los coches eléctricos y, tras el robo, me llevé un SUV Tesla para probarlo. Al cabo de dos semanas, me pareció la respuesta adecuada. Me preocupaba un poco que me limitara a una autonomía inferior en comparación con los motores de combustión interna, pero me arriesgué y al cabo de un año no miré atrás. Con Tesla, es una experiencia única que los coches estándar no pueden ofrecer. Es como un juguete informático, el propio coche encantador, en el que todo el mundo descubrirá diferentes facetas. Yo suelo conducir por la ciudad y no hago más de 200 km al día; las ventajas son enormes. Sin embargo, cuando conduces largas distancias, necesitas parar y recargar después de tres horas de conducción.

¡MyQ está contratando!

Consultenuestros nuevos puestos aquí